17.03.14 El país recuperó el año pasado 4.251.500 toneladas de papel y cartón usado para reciclarlo, que corresponde al 70% del papel consumido, con un descenso del 6,6% con respecto al año anterior.
La tarea de mejorar la recogida en España se ha puesto cuesta arriba, a raíz de la progresiva caída en el consumo de papel en el país y el continente, mayormente asociada al descenso de consumo de papeles de uso gráfico, por abandono del hábito de lectura en papel a manos de lectura electrónica, menos avisaje impreso, descenso del uso de directorios impresos (incluidos los telefónicos), desuso del correo postal, cambio de los registros en papel a electrónicos y …suma y sigue.
Si a ello sumamos una economía que arrastra problemas en los últimos años, lo que frena en forma importante la actividad de packaging (que es responsable de la mitad del volumen de papel usado por grados), el resultado no puede ser otro.
Así, como consecuencia de la prolongada crisis económica, el consumo de papel en España ha caído hasta situarse a niveles de 1998. Con un consumo de papel similar al de quince años atrás, podría pensarse que el papel usado recogido para reciclar sufriría un descenso similar y sin embargo, el país recoge un 60% de papel usado para reciclar más que en 1998.
Estos datos son prueba de la eficiencia de los sistemas de recogida y el fuerte arraigo en la ciudadanía española de los hábitos de reciclaje, tarea que se ha manejado con ejemplar responsabilidad en un esfuerzo público-privado que los países en desarrollo ya deberían imitar. La experiencia acumulada es rica en desarrollo de modelos de eficiencia para esta industria.
La industria papelera española recicló en 2013, en sus fábricas, 5.130.200 toneladas de papel y cartón usado, un 1,2% más que el año anterior, según datos de ASPAPEL, llegando a 84,5% del consumo aparente: por cada 100 kg de papel consumido, la industria papelera local recicla 84,5 kg de papel usado.
Dado que la industria papelera tiene capacidad de absorber todo el papel recuperado localmente, comenzó una ofensiva liderada por ASPAPEL (que reúne a las fábricas papeleras), para lograr legalmente que todo el papel recogido en España se obligue a reciclarlo localmente, cerrando el círculo del reciclaje en el país.
REPACAR, por su parte, que reúne a la industria recuperadora, se opone tenazmente a que ese círculo se cierre en la misma España, pues quita al papel recuperado la condición de commodity, dejándolo a merced de los vaivenes de la economía local y lo que es peor, de una caída en el precio al cerrase la ventana exportadora.
En opinión de MUNDOPAPELERO, la industria recuperadora española ha demostrado niveles de excelencia, que debería exportar como modelo, así como le asiste el derecho de exportar su producto y permitir que sea el mercado del commodity el que regule la balanza comercial, como ocurre en gran parte del mundo.
Por otra parte, dentro de la recogida se obtienen distintos grados de papel, que están asociados a distintos tipos de actividades y centros de consumo. Cada grado de papel tiene un destino definido en reciclaje y puede que, geográficamente, ni siquiera esté razonablemente disponible la planta papelera capaz de reutilizarlo.
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